1984: el inquietante futuro cercano de Orwell

El año pasado tuve la oportunidad de leer por primera vez la famosa y emblemática novela 1984, de George Orwell. Me sobran las palabras para explicar en una sola entrada por qué pasó a mi colección de libros favoritos, pero debo decir que dejó en mí tanto la curiosidad por ese inquietante futuro que no luce tan lejano, así como el deseo de querer leerla cada vez que pueda con el objetivo de recordarme a mí misma sobre el valor de mis ideas, el poder de la libertad y la fuerza del pensamiento. Después de todo, cualquier cosa que nos abra los ojos a la realidad merece un lugar especial en nuestra librera.

Portada de libro 1984, de George Orwell
Foto: Amazon.com

En este libro, Orwell nos presenta una ficción cargada con la frialdad del totalitarismo, el control del pensamiento, la censura y muchos otros conceptos que, si bien el autor lo visualizó como un futuro distópico en 1949, fecha en que fue publicado el libro, hoy nos lleva a preguntarnos si aún estamos lejos de esa realidad o si acaso estaremos viviendo ya una sutil versión del mundo controlado por el Gran Hermano.

Winston Smith, protagonista de Mil Novecientos Ochenta y Cuatro, es un obrero del Ministerio de la Verdad encargado de reescribir la historia según los cambios que constantemente hace el Partido Único sobre cualquier acontecimiento pasado o incluso del presente sin que nadie parezca notarlo. Esta labor la cumple de manera automática, hasta que empieza a ser conciente de la falsedad intensionada que contradice el mismo nombre del Ministerio del que forma parte, pero en un mundo donde todos son vigilados y se controla incluso al pensamiento, nada puede ser más peligroso que tomar conciencia de la realidad. Es a partir de ese momento donde Winston empieza a cruzarse sin intención con variedad de personajes de los que desconfía y teme porque sabe que el Gran Hermano está siempre vigilante a través de sus miles de pantallas, hasta que llega Julia, con quien emprende una íntima y prohibida resistencia entre escapes de la realidad, amor y el sueño de libertad, arriesgándose a perder la vida en caso de ser descubiertos. Juntos, se unen de alguna extraña manera con Goldstein, miembro de la Revolución y autor de El Libro, donde se explican todos los conceptos del doblepensar y que pone en evidencia las diferentes tácticas que el Partido Único utiliza para controlar a la población. A pesar de todos sus intentos por disimular su toma de conciencia, tanto Winston como Julia caen en manos de la Policía del Pensamiento, arrastrándolos hacia una tortura indefinida en manos del Ministerio del Amor, donde el número 101 ganará una posición dentro de sus pesadillas. Sin duda una obra maestra de la literatura que incluso se convirtió en una película bajo la dirección de Michael Radford:


Toda la historia está contada de tal manera en que no solo te familiarizas con los extraños términos del futuro de Orwell, sino que también te adentras en los ambiente y las situaciones a tal punto que captas la claustofobia, la sensación de persecución, la ansiedad y el temor de cada una de ellas. Como bien lo decía Jean Seaton, en su reseña a 1984 en BBC, "Leer 1984 [...] todavía produce impacto. En primer lugar, porque reconocemos lo que describe" y es que basta ver a nuestro alrededor para notar que tenemos pantallas en cada ambiente de nuestra casa y que voluntariamente hemos aceptado cargar una (o varias) con nosotros mismos, aceptando a plena conciencia que a través de los smartphones y las redes sociales somos constantemente vigilados y escuchados a cambio de un poco de entretenimiento y del inmediato acceso a la información, que dependiendo dónde se busque puede o no ser la verdad. 

 

¿Contamos con una verdadera libertad o solo aceptamos el concepto de libertad que nos han enseñado? (pueden tomarse el tiempo que necesiten para analizar su respuesta).

 

Si bien aún no hemos caído en la erradicación del lenguaje ni en declararle la guerra a la verdad, como sucede en 1984, debemos preguntarnos a nosotros mismos qué tan concientes somos sobre el valor de nuestro propio pensamiento y quién tiene en realidad el poder. Tal vez así logramos reducir un poco la necesidad de estar conectados todo el tiempo, recobramos el valor a nuestra propia información y seremos más cuidadosos con lo que decidimos publicar en redes sociales.

Una vez lees el libro, basta prestar un poco de atención para empezar a notar las muchas referencias a 1984 que se nos presentan a través de series, películas, revistas, otros libros o incluso en la política actual, siendo el ejemplo perfecto el momento de 2019 en que Kellyanne Conway, consejera en el Gabinete de Donald Trump, defendió una serie de noticias falsas refiriéndose a los mismos como "hechos alternativos". En este artículo de El País resumieron bastante bien las referencias entre este acontecimiento y la neolengua de Orwell. 1984 también llegó a influir en la publicidad, en el ya histórico anuncio de Apple:

No hay manera de saber si Orwell presentaba predicciones, advertencias o si el parecido con la realidad es una mera coincidencia, pero tomar conciencia de esta similitud podría motivarnos a valorar y cuidar más nuestra libertad y el pensamiento. Los invito a leer 1984, en caso de que no hayan tenido aún la oportunidad de hacerlo. Pueden comprar el libro o ebook en Amazon y, en caso de que ya lo hayan leído, ¿qué les pareció?, ¿encuentran parecido a la realidad?

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